«EL CINE ARGENTINO SIGUE EN FESTIVALES DEL EXTERIOR»

Festival de Goteburgo. El encuentro reúne lo mejor del cine nórdico, tiene grandes invitados y fuerte presencia argentina.

Vidriera de lujo para la producción cinematográfica nórdica -Suecia, Dinamarca, Noruega, Islandia y Finlandia- y generoso muestrario de realizaciones internacionales, con una fuerte presencia europea y un especial acento puesto en la filmografía árabe, desde el viernes 27 se realiza la 35° edición del Festival de Gotemburgo, en el que, ayer, El estudiante , de Santiago Mitre, y Las acacias , de Pablo Giorgelli, marcaron la presencia argentina.

La conexión se extiende a la coproducción chileno-argentina Mi último round , al corto de producción sueco-argentina Life As a Lie , de Paula Bruno, a la particular Accidentes gloriosos , codirigida por el argentino Mauro Andrizzi en colaboración con el sueco Marcus Lindeen, y al documental Taxidancing , rodado en Buenos Aires por tres directoras de Estocolmo.

El festival, que tendrá su cierre oficial mañana con la entrega de premios en 17 categorías, tuvo como punto de partida la proyección especial de la multinominada para el Oscar Los descendientes , con la presencia fugaz de su director, Alexander Payne. El primero de una lista de invitados que incluye al británico Michael Winterbottom, quien, además de aportar su filme más reciente, Trishna , recibirá un premio honorífico, y, entre otros, al griego Yorgos Lanthimos y al californiano Joshua Martson, cuyas películas Alps y The Forgiveness of Blood están fuera de competencia. Del mismo modo que aparecen la griega La sal de la vida , la francesa El arte de amar y la danesa Superclásico , rodada en Buenos Aires y con Sebastián Estevanez como protagonista.

Entre los títulos que compiten por el galardón al mejor filme nórdico, premio de un millón de coronas suecas (640 mil pesos), se destacan Avalon , del sueco Axel Petersen; Flicker , del también sueco Patrik Eklund; Teddy Bear , del danés Mads Matthiesen, y Sons of Norway , del noruego Jens Lien. También serán premiadas, entre otras categorías, mejor corto, documental y opera prima suecos.

Para la directora artística del festival, Marit Kapla, el objetivo es “lograr que el público que habitualmente se acerca, vuelva a hacerlo este año, y al mismo tiempo generar nuevas audiencias”. Kapla sostiene que tanto la actualización tecnológica como la incorporación de nuevas temáticas son claves.

Durante el festival hay seminarios a cargo de realizadores y actores, encuentros con personalidades de la industria y una larga serie de actividades que se suman a la programación, y ofrecen un argumento más que sólido para escapar por unas horas de los varios grados bajo cero que mantienen cubierta de nieve a esta bella ciudad fundada en 1621 sobre la costa oeste de Suecia.